¿Quiénes somos?

Colectivo La Savia se organiza para ser un espacio orgánico de lucha, reivindicación, encuentro y comunión de la clase trabajadora y el pueblo. Anclado desde una escala de trabajo territorial, propone constituirse como un espacio impulsor y articulador de y para pobladores en miras de la politización del territorio. La relevancia política de este último se debe a que en él se expresan de diversas formas las consecuencias del sistema capitalista, destacándose entre ellas el daño cada vez más acentuado a las condiciones de vida del conjunto de la población y la naturaleza. Así mismo, la despolitización del campo popular es otro componente que consideramos necesario revertir para avanzar en los procesos de lucha que actualmente vivimos.

Colectivo La Savia se enmarca dentro del proceso general de rearticulación del campo popular en general y de las y los trabajadores en particular. La instalación y protección del modelo capitalista neoliberal por parte de los grupos en el poder, supuso la promoción y conformación de sujetos despolitizados, la pérdida de soberanía y un acentuado individualismo orientado al aislamiento, consumo y endeudamiento; deteriorando en ese lapso las condiciones para la vida, debido a que no se ha tenido prácticamente ninguna consideración con la naturaleza, dañándola ya en muchos casos de forma irreversible. Con ello se retrocedió en los avances en organización, lucha y acumulación de experiencias que décadas anteriores se habían desarrollado. Hoy en día el tejido social paulatinamente se recompone y empiezan a visualizarse ciertos rasgos y elementos de soberanía y organización popular, avanzándose en muchos casos hacia una orientación de las luchas en perspectiva de clase.
Nos encontramos, pues, dentro de un proceso histórico de largo aliento en que las fuerzas sociales se reagrupan luego de un periodo de retroceso de las luchas, abriéndose así un proceso de ascenso progresivo de estas mismas.

De esta manera, como organización proponemos aportar a este proceso. Los territorios también requieren de revertir la situación actual y avanzar hacia su organización. Para ello, consideramos, es vital establecer una presencia permanente en el espacio, sin intermitencias e indefiniciones que confundan al poblador. Por consiguiente, nos asignamos la tarea de caracterizar y fortalecer al territorio como un espacio orgánico de lucha, encuentro y comunión. De ahí que sea necesaria la creación de formas de organización políticamente autónomas respecto a los poderes del Estado, y diferentes a las impuestas por esta sociedad neoliberal. Dicho de otro modo, nos fijamos la tarea de promover la unidad de la comunidad territorial, que es precisamente en donde nos desenvolvemos, es decir, generar lazos y perspectivas comunes entre trabajadores, pobladores, estudiantes, pueblos originarios, organizaciones afines y otros actores que compartan la línea de construcción que proponemos. Tenemos la convicción que así contribuiremos, desde nuestro ángulo de trabajo, a la rearticulación del campo popular.

¿Hacia quiénes nos dirigimos prioritariamente? ¿Qué sujeto es que el que promovemos? El poblador organizado[1]. A este debemos concebirlo como el protagonista que impulse y organice los cambios necesarios. Nosotros somos pobladores, pero sabemos que una sola organización no basta, por eso trabajamos para lograr adherencia, simpatizantes, activistas, y organizar pobladores capaces de tomar las riendas de sus vidas. Teniendo esta base sólida, podremos generar una identidad comunitaria, elemento germinal para desarrollar conciencia de clase, pues no resulta un dato menor que el territorio esté compuesto eminentemente de trabajadores de diversa índole.

Por esta razón, comprendemos que si el horizonte final es construir otra sociedad radicalmente diferente a la impuesta por el capitalismo, el primer paso lógico es organizarse entre los primeros afectados por él, vale decir, pobladores, trabajadores, estudiantes, etc., para luego, en un no espontáneo ni inmediato proceso de aprendizaje, forjar al hombre y la mujer que edificarán esa sociedad.

Finalmente, apremia la preparación de una fuerza social transformadora, amplia y cohesionada, que tenga como horizonte la autonomía política y la confección de una sociedad más justa y por lo tanto, igualitaria, donde trabajadores, pobladores, estudiantes, pueblos originarios y otros actores sociales, sean soberanos en su territorio, en la producción de bienes para la vida y no para el mercado o la ganancia y acumulación de grandes capitales, en la obtención de derechos colectivos y recuperación de los recursos naturales estratégicos para mejorar concretamente las condiciones de vida de todos. Sabemos que aún falta para cumplir esas metas, por lo mismo entendemos que la disciplina, constancia, creatividad, responsabilidad con el otro, pero también la alegría, el estudio y reflexión libres, son valores que debemos inculcar en este largo trayecto hacia la emancipación popular.






[1]Tanto poblador como pobladora

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